El Juego de los Diablitos es una de las tradiciones más emblemáticas de la cultura costarricense, particularmente de las comunidades indígenas bröran, también conocidos como borucas. Este evento, que combina elementos de celebración, espiritualidad y resistencia, se realiza cada año entre los meses de diciembre y enero en las comunidades indígenas de Boruca y Rey Curré, en la región sur del país.
Orígenes e Historia
El Juego de los Diablitos tiene sus raíces en el periodo de la conquista española. Representa la lucha de los pueblos indígenas contra los conquistadores, quienes intentaron imponer su cultura, religión y autoridad. Los “diablitos” simbolizan a los indígenas, mientras que el “toro” representa a los conquistadores españoles. La tradición se ha mantenido viva durante siglos, transmitida de generación en generación como un legado de resistencia y reafirmación de la identidad cultural.
Descripción del Juego
El evento comienza con la elaboración de las máscaras de los diablitos, que son talladas a mano en madera de balsa y decoradas con colores vibrantes y diseños intrincados. Cada máscara es única, representando animales o figuras míticas que reflejan la conexión de la comunidad con la naturaleza y sus creencias espirituales.
El “juego” propiamente dicho es una representación ritual que dura varios días. Los participantes, vestidos como diablitos, se enfrentan simbólicamente al toro en una serie de danzas y simulaciones de combate. Este enfrentamiento culmina con la “muerte” del toro, simbolizando la victoria de los indígenas sobre los conquistadores. Durante la celebración, también se incluyen música tradicional, tambores y bebidas como el chicha, una bebida fermentada elaborada a base de maíz.
Significado Cultural
El Juego de los Diablitos no solo es una manifestación artística y cultural, sino también un acto de resistencia y preservación de la identidad indígena. A través de esta tradición, las comunidades bröran fortalecen sus lazos comunitarios, transmiten valores y conocimientos a las nuevas generaciones y reivindican su historia y derechos.
Reconocimiento y Preservación
Este evento ha sido reconocido a nivel nacional e internacional como un patrimonio cultural invaluable. Diversas organizaciones y el propio gobierno de Costa Rica han trabajado para apoyar la preservación de esta tradición, promoviendo el turismo cultural y brindando recursos a las comunidades indígenas.
Conclusión
El Juego de los Diablitos es mucho más que una festividad; es una expresión de resistencia histórica, identidad cultural y conexión espiritual. Para Costa Rica y el mundo, representa un recordatorio de la importancia de valorar y proteger las tradiciones de los pueblos indígenas, quienes, a pesar de los retos y cambios a lo largo del tiempo, continúan compartiendo su legado con orgullo y determinación.